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Parir en el extranjero - El nacimiento de #mipequeñohungarito

Updated: Nov 2, 2020

En junio de 2016 me operaron de 3 hernias discales. Llevaba en Budapest 2 años ya, pero volé a Barcelona para la operación. Recuerdo rellenar uno de los formularios, y en una de las líneas preguntaban: "¿Crees que estás o puedas estar embarazada?" Marqué la casilla con el "NO" sin dudarlo...


Resulta que sí estaba embarazada pero yo no lo sabía... aunque la historia de mi embarazo me la guardo para otro día. Hoy toca hablar del parto.


Estaba ya de vuelta a Budapest, y de casi 37 semanas. Llevaba una semana yendo a monitorización fetal por una posible preeclampsia. Era lunes, y me encontraba en la consulta de mi ginecólogo en Dr. Rose. Laci estaba conmigo. El doctor comenta que ve arritmias en el corazón del bebé y sugiere "una cesárea lo antes posible". Comenta que tanto mi bebé como yo, corremos "riesgo de muerte". Me quedé helada.


Yo nunca había oído la palabra "preeclampsia" antes... Decidí no buscar nada en Internet ya que tenía miedo a encontrar información que pudiera asustarme más.


El doctor abre su agenda, y nos comenta que el primer hueco que tiene esa semana es el jueves. Laci y yo nos miramos y asentimos. Una parte de mí estaba super contenta pues iba a tener a mi bebé en brazos en tan sólo 3 días.


Al salir de la consulta llamo a mis padres para que se compren billetes a Budapest. Creo que ellos también se alegraron de saber qué estaba pasando y que iban a poder estar allí con nosotros.

No recuerdo pasar los siguientes días con muchos nervios, si no más bien con la emoción de saber que nuestro bebé pronto iba a estar con nosotros. Lo preparé todo, investigué sobre qué podría necesitar para una operación como una cesárea, y ya.


Ese jueves salimos de casa a las 7:00 de la mañana para poder estar en la clínica sobre las 7:30. La operación era a las 8:00.


Llegamos y nos atienden al momento, me llevan a quirófano y me comentan que Laci no puede estar durante la administración de la epidural. Ese cuarto estaba tan frío que sentí estar en una cámara frigorífica. El personal fue amable, y me sentí una mezcla de arropada y completamente sola y vulnerable. Empecé a temblar y a ponerme nerviosa.


Por suerte, fue un procedimiento muy rápido y en seguida me pasaron a quirófano. No podía parar de tiritar...


Al minuto aparece Laci y por un segundo me pongo más nerviosa aunque me alegre de verlo.Tenía mucho frío... En nada me tumbaron y Laci me cogió de la mano. Me explicaron un poco cómo iba a transcurrir la operación incluso intentaron describir cómo iba a sentirlo:


"Vas a notar que te tocamos, que te estiramos, pero no te va a doler" Y ahí me volví a poner un poco nerviosa. "¿Qué me están diciendo? Que voy a sentir cosas pero que no me va a doler... ¡Eso no es posible! Seguro que duele, seguro que lo siento...." Y con esos pensamientos en la mente miré a Laci y le dije que me hablara. Que me contara una historia, un cuento... Y así lo hizo, aunque no recuerdo nada de lo que me decía. Pero me calmó, me distraje... Y así fue, noté "algo" que tampoco sé describir. Pero no me dolió lo más mínimo.


De repente, la voz del doctor se cruzó con la de Laci. No entendí qué dijo...


Seguidamente, Laci interrumpe su historia y me dice: "Ya está" y de fondo escucho un llanto... Y de repente, tengo a Adam al lado de mi cara sostenido en el aire por dos manos. Empiezo a llorar...


No recuerdo su olor, ni tampoco pude sentirlo contra mi piel porque en seguida se lo llevaron. En ese momento me pareció todo normal. Estaba feliz.


Laci me comenta que va a subir al cuarto con el bebé para hacer el piel con piel inmediato mientras a mí me cosen las 7 capas de cortes. "¡Vale!" le digo entre lágrimas. Fueron unos 10 minutos de cosidos que se me pasaron volando.


Me subieron al cuarto y allí están Adam y Laci tumbaditos muy a gusto...


En ese entonces me pareció todo normal, todo correcto. A día de hoy me alegro que fuera así. Es decir, que en ese entonces yo me sintiera bien. Han pasado 3 años y bueno, he aprendido, me he informado, he reflexionado y ya no soy esa Ana a la que todo le pareció bien. Pero eso es también tema para otra publicación.


Si has llegado hasta aquí, ¡gracias por leerme!



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